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Mostrando entradas de octubre, 2023
Cuando finalicé El viatge de Daniel Herrera, el director de la revista me aconsejó que no firmase con seudónimo. Me dijo que firmase con mi nombre y que pusiese una pequeña fotografía del tamaño del DNI. para la nueva etapa. De hecho en el aniversario de la citada revista en el Orfeó Canongí, no me dieron como premio un pin, me dieron una placa con mi nombre. Con mi narración había subido de colaborador a redactor. Antes de la ceremonia me dijeron que me sentase en la hilera de los redactores. Ahora tenía un puesto seguro y empecé con relatos de espadas, damas hermosas, guerreros, castillos, brujos buenos y malos... Inventé una nueva época de Roma en el futuro. Digamos que nuestras civilizaciones se van extinguiendo, la configuración de la geografía actual va cambiando por terremotos y nace otra vez Roma. En este caso la Tarraco romana, que se independiza de Roma y tiene su propio emperador Alejandro de la dinastía Kosse, hijo de Claudius. Desparece nuestro mundo para volver a una époc
En la nueva etapa de Estímul, diari de La Canonja, publicarían El negre del bosc, y con este relato finalizaba la serie de Jatlan el turdenio. El siguiente La nit del drac roig, un aventurero catalán, Daniel Robles se encarga de desarticular una secta china con la compañía de una bella muchacha nativa. Pero no pareció tener demasiado éxito. Ordené trabajar a mi cerebro para traer nuevas ideas, pues mi situación no era muy favorable. Entonces recordé que mi inicio en Tarragona Nostra fue un relato de viajes, por tanto faltaba una larga narración de viajes para asegurar mi posición. En este caso sería El viatge de Daniel Herrera. Si un astuto lector lo lee en el libro Bianjing era el meu somni i altres narracions, donde están recopilados los doce capítulos, verá que Daniel Herrera coincide fonéticamente con mi nombre Javier Parera, Da-niel He-rre-ra Ja-vier Pa-re-ra Sí, señores observen que era yo el protagonista y el que contaba un relato que empezaba con un melancólico personaje que en
Me debían dinero por la publicación de las aventuras de Jatlan el turdenio en la revista L'espineta de Tarragona. El segundo director me dijo que me podía pagar o introducirme en el círculo literario Margalló del Balcó con unas poesías. Además podía colaborar en otra revista Estímul, diari de La Canonja. Preferí dejar el dinero, pues solamente hubiera contribuido a unos días de gastos extras y decidí introducirme en Margalló del Balcó y en la otra revista. Tenía más opciones para publicar mis relatos. Empecé con una recopilación de breves poesías y luego me presenté ante el sr. Raül Vilanova, director de Estímul, diari de la Canonja. Llevaría mi primer relato con el título La venjança de Gerard, una aventura medieval que transcurre en un bosque, Cormallac, situado entre Cataluña y Aragón. Este lugar estaba lleno de leyendas de vampiros, brujas y fantasmas. La breve narración fue acogida con agrado, pero suprimí la terrible fama del citado bosque. Fue un buen comienzo. Encontraréis
Debo destacar que en la etapa de colaborar en L'espineta de Tarragona, tuve un fuerte cariño por el cuento Irene, una historia romántica en la que daba importancia al mundo de los sueños. Me explicaré. Cuando tenía 12 años me aficioné a la lectura de los cuentos breves de Poe y a los 15 casi me había leído su obra en prosa. Dejé a un lado sus relatos de humor negro y después me adentré en la poesía y en sus ensayos. De los cuentos breves me quedo con La caída de la casa Usher y Ligeia, sin embargo la segunda pieza (en realidad un cuento de vampiros) me fascinó y quería escribir una narración en la que flotase la misma atmósfera de romanticismo y misterio. Entonces de mi cabeza surgió Irene. Pedres vermelles e Irene son mis relatos preferidos. Encontraréis Irene en Contes del rocambolesc. 
La saga de Jatlan el turdenio, continuó en otras revistas. Se ha publicado íntegramente en el volumen Contes del rocambolesc. Añado como material inédito un mapa de esa época imaginaria antigua y un ensayo inventado. La mitología del dios Krar, que apareció en El reino de Jurn y Pergaminae nigrae, se alargó en otras revistas. Esta citada mitología completa está publicada en el volumen Contes del rocambolesc. Dicen que lo prometido es deuda y ahora toca hablar de mi nueva época en la revista L'espineta de Tarragona. En ella el primer relato se titulaba Noche de verbena. Después siguieron En aquella casa, Nastassja, una narración de vampiras y otros cuentos. Pero el que más se hizo famoso era La tumba de hielo, por el que me pagaron. Fue rechazado por una revista de la Universidad porque era demasiado clásico y ahora se llevaba el tema vanguardista. En L'espineta de Tarragona lo admitieron. Admiraban de él la imaginación que tenía. También desfilaron más aventuras de Jatlan el tu
Después empecé a colaborar con mis narraciones en una revista comercial, Tarragona nostra y mi primer relato en prosa publicado se titulaba El viatge, un sencillo cuento de aventuras en el mar e islas exóticas, pero dominaban la incertidumbre y el riesgo. Era un poco largo y se dividió en 6 capítulos. Me alegró verlo publicado.  Sin embargo estuve muy contento con la publicación de mi segunda narración, Pedres vermelles. En él se mezclaban héroes épicos (Jatlan, el turdenio), mujeres hermosas, civilizaciones o ciudades perdidas en una época imaginaria, monstruos... Es mi relato preferido junto a Irene, pero de este cuento hablaremos en otro momento. Con Pedres vermelles se veía el rumbo que iba a tomar mi carrera literaria. Encontraréis esta narración breve y el resto de la saga de Jatlan, el turdenio en el libro Contes del rocambolesc. ¡Animaos a leerlos!
Cuando entré en la Universidad y empecé la carrera de Geografía e Historia, me presentaron en los pasillos, entre clase y clase, al director de una revista, Arrels, se publicaba en  Amposta y sus alrededores. Allí me imprimieron con mi máxima alegría las primeras dos poesías firmadas con seudónimo. Se titulaban El cementerio abandonado y El vals. En la primera composición se me notaba el gusto por lo morboso y macabro. Sabéis que posteriormente me han publicado numerosos cuentos de terror. En la segunda poesía se notaba mis gustos por la música clásica. Siempre he admirado las composiciones de Vivaldi, Mozart, Beethoven, Brahms, Mahler y más compositores. Pero siempre he rechazado a los autores vanguardistas. Los respeto, pero sus obras no son adecuadas para mi acostumbrado oído. Mi libro Sinfonía andina y otras piezas musicales no se trata de una casualidad. Mis preferencias por la música clásica me obligaba a poner ciertos títulos de novelas, cuentos y poesías como piezas musicales.
Cuando tenía unos 20 años me presenté dos veces al Concurso literario de relatos breves de Mn. Ramón Muntanyola. No recuerdo el título del primer relato pero daba a demostrar a través de unos navegantes que el Océano Atlántico acababa en una gigantesca catarata y que el mundo era plano, como pensaban en la Antigüedad. No quedé ni como finalista. Al año siguiente me presenté con una historia romántica. Mireia era su título. El mensaje del cuento era que nadie debía ser esclavo de la droga. Quedé como finalista pero no me llevé el premio. En cambio el ganador no ha publicado nada ni se ha dedicado al difícil campo de la Literatura.
Recuerdo que cuando tuve 15 años escribí fragmentos de una trilogía. El tema reinante eran los vampiros. Unos doctores iban a Transilvania para investigar un vampiro y estudiarlo. No me pareció un argumento original y, después de unos meses, dejé el proyecto. Nunca lo continuaría y quizás los papeles descansen en un cajón de mi escritorio.
Recuerdo que mi segundo relato hacía referencia la leyenda de las amazonas. Saben que soy un estudioso de la mitología y de la leyendas antiguas. En este caso un avión de pasajeros sobrevuela la selva amazónica, se avería y los supervivientes son capturados en la jungla por estas mujeres. Finalmente huyen por un túnel de las mazmorras, se lanzan a unas agua subterráneas y llegan al primer pueblo. Desgraciadamente el relato de las ballenas y de las amazonas escritos cuando tenía 9 años y 12 años se han perdido.
 Es difícil recordar mis primeros cuentos, Quizás el primero era una flotilla de balleneros que pescaban grupos de ballenas. Finalmente los cetáceos se enfadan y hunden la citada flotilla. Posiblemente era influencia de H. Melville y su Moby Dick.