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Hoy hablaremos de mi trilogía El acero de Sarjania, publicada en tres volúmenes: Espadas en la oscuridad, Sinfonía andina y otras piezas musicales y Solamente eran unos sueños. En el primer libro Espadas en la oscuridad vemos la novela Los gigantes del trueno. En ella un guerrero al servicio del emperador de Sarjania, cuando existe una época de paz y honradez, debe buscar el cetro robado de su emperador. Si el amo del imperio no se presenta a tiempo con la vara, se verá la debilidad del gobernante y seguramente se sucederán rebeliones hasta desembocar en una guerra civil. El plan de los conspiradores es alejar del emperador al guerrero mediante la magia. De esta manera si eliminan al mercenario, vencerán en pocas horas y se adueñarán del extenso país. El aventurero vivirá muchas penurias hasta obtener el cetro y devolverlo a la capital, cuando está tomada por los conspiradores. Reconquistar la ciudad y el reino es otra tarea del guerrero. El final es feliz. No se suelen llevar finales que acaben bien, pero logra la victoria, devuelve el cetro y el trono al derrocado emperador. Es nombrado general ante su prometida. Siempre soñé con escribir una novela de este tipo, como La hora del dragón de Robert E. Howard. En esta época tenemos un mapa detallado de los reinos que rodeaban al imperio sarjanio y hasta el plano de la capital que diseñé cuando tenía unos viente años aproximadamente. De hecho la novela, que sufrió múltiples cambios, fue escrita a esta edad. Tardé unos treinta años junto al resto de la trilogía. Una labor tediosa. No cuento más detalles de las aventuras del héroe porque no quiero fastidiar la lectura al comprador del volumen. Mientras, llevaba relatos breves a revistas o alguna novela a una editorial. Ahora veo el plano de la ciudad y me parece pobre cuando he visto reconstrucciones virtuales de Roma y Tàrraco recientemente. Pero en aquel momento pensaba que el material dibujado era suficiente.

Espero que el lector se anime y adquiera el primer volumen de la trilogía. El resto de relatos no tienen nada que ver con la trilogía citada.

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