Se me ha criticado negativamente que en mis relatos e incluso poesías reina la violencia. Sin embargo en mi caso no es violencia gratuita o hago apología a la violencia. El hilo argumental es un personaje atacado por el típico fanfarrón o malvado pero el atacado defiende a los suyos y a su honor. Acaba derrotando a su antagonista. Naturalmente pongamos el ejemplo de unos ocho sicarios con espadas y puñales en la Edad Media en un castillo sombrío. El atacado no va a arrojar su acero y va a parlamentar sobre paz con los asesinos. Hablo de un relato medieval. En otras épocas emplean rifles o fusiles. Incluso arreglan el problema con puñetazos. Pero los héroes de mis relatos no atacan a personajes inofensivos, débiles o vulnerables.
Cuando en la revista Alhucema de Granada y posteriormente en el volumen Una prima de París y otras narraciones, me publicaron El señor de las estepas, supe que debía demostrar la violencia del mítico Genghis Khan. Encontramos la famosa anécdota que reproduzco aquí con otras palabras. Aparece en los libros de Historia.
Genghis Khan recibe a unos emisarios de unas tierras vecinas que él piensa conquistar. Les dice primero que si no se resisten, no habrá matanzas, pero si se resisten habrá una masacre. Por este motivo el jefe de esas tierras envía a los emisarios. Parlamentar parece la mejor solución. Pero Genghis Khan les invita a una cacería y luego les pregunta: "¿Qué es lo mejor de la vida?". Un emisario contesta: "La extensa estepa, un halcón en tu puño y el viento ondeando en los cabellos". El Khan dijo: Mal. Lo mejor de la vida es aplastar enemigos, verles destrozados, oír el lamento de sus mujeres y robarles los caballos. Al día siguiente el jefe de aquellas tierras y los emisarios firmaban una paz relativa con los mongoles. Hablamos de un personaje que dominó las estepas de Asia central, saqueó China e inició una conquista en Europa por parte de sus hijos que no tuvo sus resultados positivos por el repentino fallecimiento de un hijo, que se encargaba de Europa. La anécdota de Genghis Khan aparece en la película de Conan el bárbaro (1982), pero a mí no me engañan. Quien lo dijo era el Khan.
En mis relatos apenas existe la paz. Lo reconozco. En un momento en un programa de radio literario me dijeron que leyese una poesía dedicada a la paz. Acepté, pero busqué en mis publicaciones y no encontré nada. Naturalmente les dije que no podía aceptar porque no tenía material del tipo que me pedían. Sin embargo repito, es el atacado quien se defiende, no halago la fuerza del fanfarrón.
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