Un mundo que siempre me ha fascinado es el comic. Naturalmente está en el puesto número dos pues en el primer lugar se encuentran los libros. Leo comics de diferentes géneros, estilos... Me encantan las aventuras en lugares exóticos, las historias medievales, de una época inventada, las narraciones interplanetarias, las novelas de espías, los cuentos de misterio y de terror... Pero tampoco soy un devorador sin precisar la calidad. Quiero decir que en algunos casos leo una obra literaria, luego leo el comic adaptado de la obra y después veo la película que normalmente no se ajusta al argumento de la obra original aunque digan que está basado en la citada obra. Por ejemplo, leo la novela extensa El último mohicano de Feminore Cooper. Después leo una edición en comic de la misma obra. Se parecen. Llego a la versión en cine y cambian detalles, eliminan personajes, cambian la acción, escenas y el final... Es una lástima. Lo he hablado con gente y dicen que si fuera adaptado con detalles de la obra original pocos irían al cine pues antes se habrían leído la novela. En las adaptaciones al cine existen estos cambios como en las películas que dirigió Roger Corman sobre obras de Poe, mezcla escenas de otros relatos, inventa otros personajes e improvisa mucho. En parte le doy la razón porque con un cuento breve de Poe no puedes filmar una película de una hora y media al menos. Pero estos cambios no me gustan. Encontrar una película que se parezca a la obra literaria original es muy difícil. En el comic se esfuerzan en que se parezca a la obra. Queda ese consuelo.
El caso más descarado es la adaptación del cuento dr. West, reanimador de Lovecraft. Dicen en los créditos del comienzo de la película que se basa en el citado cuento y luego en efecto ves que existen ciertos detalles que se parecen a la narración, pero el guionista deja el argumento para su imaginación y la película se acaba convirtiendo en un festival de sangre y vísceras. Es otro ejemplo para tener lástima.
Para casos más descarados recordaremos las recientes películas de James Bond, basadas en las novelas de Ian Fleming. En las tres primera películas, mientras el autor vivía, se esforzaban en que se parecieran a las citadas novelas. Cuando el escritor murió, los guionistas empezaron a improvisar aunque los primeros títulos de esta época eran tomados de sus novelas. Pero luego se comprobaba que no se parecían en nada o tenían pocos detalles para comparar con la obra original.
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