Mis aventuras a través de otros personajes proseguían en las revistas Estímul, diari de La Canonja y El traginer. Por esta época publiqué mi primera novela Imperatrix Romae (emperatriz de Roma en latín). Añadí unas narraciones para enriquecer el volumen. La Editorial Els quatre garrofers la publicó y pude alargar más la acción porque en el relato breve no fue posible. La obra es una narración de piratas en la época romana, durante los gobiernos de Augusto y el buen emperador Claudio. En ella los romanos llegan al continente americano, antes que los vikingos y Colón. La fantasía estaba servida. De hecho no fue un acontecimiento original, pues en los enigmas de la Historia, los conquistadores españoles trajeron de América monedas romanas. Es un misterio que sigue sin esclarecer, pero era un buen argumento para mi novela de aventuras. Reivax (mi nombre en catalán al revés) se alía con una mujer pirata y con sus galeras llegan al Nuevo Mundo para llevarse un tesoro. Pero se encontrarán con dificultades entre otras, civilizaciones belicosas y romanos de Calígula que siguen su camino para apoderarse del citado tesoro. El volumen tuvo cierta acogida y en los años siguientes se continuó vendiendo ejemplares que antes no se compraron.
Imperatrix Roame i altres narracions es recomendable como lectura. Recuerdo como anécdota que una muchacha, recién divorciada y con una fuerte depresión, la leyó en una noche y al día siguiente tenía ánimos y fuerza para enfrentarse a las adversidades cotidianas. Los mensajes de mis cuentos de aventuras son distraer al lector y animarle. No tengo otros objetivos.
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